lunes, 27 de septiembre de 2010 | |
| El aumento al transporte público en la ciudad de Puebla –que cuando se da inmediatamente después se refleja en el interior del estado- se negoció desde principio de año. Fue el entonces poderoso precandidato del PRI, Javier López Zavala quien reunió, a instancias de su paisano Lázaro Jiménez, subsecretario del ramo, a los dirigentes para proponerles que lo apoyaran con todo en su campaña –en especial la propaganda y bloqueando a sus opositores- y en agosto se haría oficial el incremento. El convenio fue de palabra pero todos terminaron convencidos que sería una realidad, en medio de abrazos y sonrisas de aprobación acabó el encuentro. Los hechos posteriores y la derrota estrepitosa del PRI cambió el escenario y los concesionarios andan buscando ahora quien se las pague porque ellos cubren el aumento mensual a la gasolina, están temerosos de que la futura autoridad revise las decisiones de la actual y se vengan abajo sus permisos y ellos quieren cobrar más, ese es su negocio. El caso del transporte público es Puebla es un añejo problema de un pésimo y caro servicio, que pasa por un aumento, pero antes requiere una transformación radical y el uso de nuevos sistemas como un Metrobús. Eso lo sabe la autoridad actual, la electa, los transportistas y lo exige la sociedad poblana que padece los excesos de quienes dominan actualmente ese negocio. Los concesionarios han aceptado pagar el chantaje al que los somete la subsecretaría del Transporte porque así pueden ampliar sus rutas, violar reglas y reglamentos -como el pésimo estado de las unidades y que sus choferes no cumplan con los requisitos establecidos en la ley- y ser dueños de la calle con la complacencia de las autoridades. Algo más, muchos de ellos han sido beneficiarios de otros gobiernos estatales que encontraron en la entrega de los permisos primero y ahora concesiones una forma de premiar a políticos y aliados de su gestión. Es un negocio redondo donde hay poca claridad en su manejo y prestanombres que aparecen en las listas oficiales pero en realidad pagan la cuenta a los dueños. Ayer por la noche, funcionarios de la SCT les propusieron a transportistas alza de un peso y no los 3 que exigen, pero como no hay nada por escrito ellos no aceptaron y hoy veremos un paro parcial que puede desquiciar a quienes habitan, trabajan o estudian en el sur de la capital poblana. Mientras aumentan las voces ciudadanas que piden a los usuarios a oponerse al aumento pero en realidad los concesionarios no dejarán de presionar para conseguirlo –incluso con la simpatía de actuales funcionarios que se han otorgado concesiones en la ampliación de rutas recientes- porque nadie les asegura que la siguiente administración dé un viraje radical a la política del transporte público y ellos salgan perdiendo, para empezar sin un incremento en las tarifas actuales que puede tardar varios meses más. El paro de los transportistas anunciado para hoy –hasta el cierre de este espacio seguía vigente- es la presión de un poderoso sector que se ha construido con la complicidad del poder construido y del que son víctimas los usuarios. Al final les darán por lo menos un peso, el que ayer propusieron pero la disputa continuará y si los concesionarios se sienten "utilizados" por el subsecretario Lázaro Jiménez le van a pasar la factura porque él dio su aval a principios de año de que López Zavala les pagaría su respaldo político con un incremento a la tarifa de por lo menos dos pesos. Y ellos cumplieron. |
Zavala negoció con los transportistas un alza en la tarifa
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